domingo, 16 de diciembre de 2012

Oraciones de Adviento

Oración al Niño Jesús
Te suplico, Señor, que envíes al que has de enviar, Ven, Señor Jesús, y no tardes; cielos ábranse y dejen que baje su rocío. Divino Niño Jesús, ven a nacer en mi corazón para desterrar de él al pecado y colocar tus virtudes.
Amén.
Adviento, tiempo de esperanza
Adviento,
tiempo de esperanza,
en el seno de María
crece el fermento
de un mundo nuevo,
el hijo del Dios vivo
que llega a compartir
con nosotros.
Nace Emanuel,
Dios-con-nosotros,
hecho niño,
pobre,
pequeño y necesitado.
María nos enseña el camino
para hacer nacer a Jesús
en nuestro tiempo:
confianza,
entrega,
fidelidad,
coraje,
y mucha fe en el Dios de la Vida.
Tiempo de espera,
de atención y cuidados,
de respeto y contemplación.Señor,
hay mucho dolor en nuestro tiempo,
hay sufrimiento e injusticia,
ayúdanos a sembrar
semillas de esperanza.
Descúbrenos la alegría
de la paciente espera,
activa y fecunda,
comprometida por la vida
de los que nos rodean.
Enséñanos a hacer crecer
la esperanza de algo nuevo,
anímanos a entregar nuestras vidas
para la construcción del Reino.Es tiempo de espera, Señor,
pero también es tiempo de donación
y compromiso efectivo.
Contagianos la fe sencilla de María,
que dio su vida
para alumbrar el Reino
y hacer nacer la esperanza
en medio de su pueblo.Salmo de San Francisco de Asís para el tiempo
del Adviento del Señor ¿Hasta cuándo, Señor,
me olvidarás por siempre?
¿Hasta cuándo apartarás tu rostro de mí?
¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma,
dolor en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo sobre mí?
Mira y escúchame, Señor, Dios mío.
Ilumina mis ojos para que nunca
me duerma en la muerte,
para que nunca diga mi enemigo:
He prevalecido contra él.
Los que me atribulan se alegrarían si yo cayera;
pero yo he esperado en tu misericordia.
Mi corazón exultará en tu salvación;
cantaré al Señor que me colmó de bienes,
y salmodiaré al nombre del Señor altísimo.

Tiempo de Adviento
Tiempo de Adviento,
Tiempo de espera.
Dios que se acerca,
Dios que ya llega.
Esperanza del pueblo,
la vida nueva.
El Reino nace,
don y tarea.
Te cantamos Padre bueno
a la esperanza.
Con María, ayúdanos Señor,
a vivir generosos en la entrega,
a ofrecer nuestra vida como ella,
a escuchar tu Palabra en todo tiempo,
a practicar sin descanso el Evangelio,
ayúdanos a vivir solidarios con los que sufren,
con quienes hoy como ayer
en Belén no tienen lugar.Te cantamos Padre Bueno
a la esperanza.
Con los pastores de Belén,
ayúdanos señor
a vivir la Vigilia de tu Reino,
a correr presurosos a tu encuentro,
a descubrir tu Rostro en medio del pueblo,
a no quedarnos "dormidos" en la construcción del mundo nuevo.Te cantamos Padre Bueno
a la esperanza.
Con los ángeles de Belén,
ayúdanos Señor,
a cantar al mundo entero tu Presencia,
¡ Dios-está-con-nosotros !
Construyamos la paz entre los hombres,
Edifiquemos la Justicia entre los pueblos.Te cantamos Padre Bueno
a la esperanza.
Con Jesús niño-Dios,
ayudanos Señor,
a abrigar la esperanza que nace en cada Adviento,
a escuchar los clamores de tu pueblo,
a regar con nuestras vidas
la semilla de tu Reino,
a ser Mensajeros de tu Amor,
a construir comunidades de servicio y oración.Navidad, fiesta del hombre.
Navidad, fiesta de Dios.
Queremos ser tus Testigos,
danos la fuerza Señor.
Marcelo A. Murúa
De el libro "Ver la vida con la mirada del Evangelio", 2da. edición, Ed. San Pablo.
Desde el pesebre
Desde el pesebre de Navidad
nace una esperanza nueva.
En la sonrisa de un Dios que es niño
se asoma, frágil, la luz del Reino.
Un niño Dios
que necesita cuidados, caricias, atención.
Una esperanza nueva
que crecerá con el esfuerzo de todos.Una madre atenta,
dispuesta para lo que Dios pide,
que no vacila en decir sí
y entregar la vida entera.La Madre,
del Señor y Madre nuestra.
María de Nazareth,
camino que conduce al Padre.Dios que nace en un pesebre,
olvidado, a la intemperie.
Recordándonos su presencia
entre los pobres que sufren.Navidad,
el signo de un Dios que se hace pobre
para llamar al Reino
desde los olvidados del mundo.¡Alégrense: pastores,
campesinos, obreros de todo tiempo!
Llegó la Buena Noticia,
que empiece la Fiesta, en medio del pueblo.La liberación esperada
ha dejado de ser sueño.
Empezó a ser realidad
la semilla del mundo nuevo.Cantemos con alegría,
unamos voces y manos.
Vamos a ver al Dios vivo,
festejemos su nacimiento.Desde el pesebre de navidad,
un grito surge, de aliento,
Dios está con nosotros,
marchemos hacia su encuentro.El Dios que nace es un niño
necesitado y pequeño,
que requiere nuestra entrega
para hacer crecer el Reino.Navidad, como María,
contemplar desde el silencio,
el misterio de Dios hombre,
que nos convoca a cambiar,
a vivir para los otros,
a construir en el mundo
el inmenso sacramento
de la presencia de Dios
que nos contagia su aliento.Un Dios que llega a los hombres
que se hace hermano nuestro.


María de la Esperanza
María de Nazareth
madre de nuestro Señor,
compañera de nuestras marchas,
ven a visitarnos,
quedate con nosotros.
Te necesitamos, madre buena,
vivimos tiempos difíciles,
atravesamos bajones,
tenemos caídas,
nos agarra la flojera
nos inmoviliza la apatía,
nos da rabia la solidez de la injusticia.María,
virgen de la Esperanza.
Contagianos tu fuerza,
acercanos el Espíritu
que llena tu vida.
Ayudanos a vivir con alegría,
a pesar de las pruebas y las cruces
que encontramos en el seguimiento
de tu hijo.
Que no nos desaliente
la lentitud de los cambios,
que las espinas de la vida
no nos ahoguen la semilla del Evangelio.
Que no perdamos la utopía,
madre buena,
de creer que es posible otro mundo
y otra sociedad.
Que no bajemos los brazos
en la lucha por la justicia
y en la práctica de la solidaridad.
Que no se enturbie nuestra mirada,
al punto que no veamos la luz del Señor
que nos acompaña siempre,
que camina a nuestro lado,
que nos sostiene en los momentos duros.María,
vos creiste y te jugaste la vida.
Y no te fue fácil
También pasaste tiempos de incertidumbre,
de no entender las cosas que pasaban,
de sufrimiento y soledad.
Y saliste adelante,
con buen ánimo y entrega.
Nos enseñaste con tu ejemplo
que para dar vida hay que entregar la vida,
todos los días,
en las buenas,
y en las malas,
y en las más o menos.Siendo un muchacha,
estando comprometida,
corriste el riesgo de decir sí
al plan de Dios.
Confiaste en El
y el sueño de Dios se hizo realidad.Madre,
en nuestros días Dios sigue soñando.
Su Reino de hermanos
está muy lejos de ser realidad.
Y nos pide,
como a vos en Nazareth,
que demos lo mejor de nosotros
para ayudarlo a realizar su Proyecto.
María,
¡cómo cuesta decirle sí al Señor!
Cómo cuesta decir sí más allá de las palabras,
decir sí con los hechos, con actitudes, con gestos...
...¡con la vida!Enseñanos a esperar en el Señor,
a confiar en su palabra,
a dejarnos guiar por su Espíritu,
a llenarnos de su buen humor y alegría.
Enseñanos a escuchar su voz,
en la realidad de todos los días,
en el sufrimiento de tantos,
en las ansías de liberación y cambio,
en la sed de justicia de las mayorías.Enseñanos a orar
para no perder la Esperanza
y para darle raíces sólidas.
Enseñanos a orar
para discernir donde poner los esfuerzos
y descubrir nuestro lugar y misión.
Enseñanos a orar
para no desalentarnos
en las dificultades y contratiempos.María,
camina cerca nuestro,
acompañanos madre buena,
fortalece nuestra esperanza
para que sea el motor de nuestra entrega
el pozo donde beber para seguir,
el refugio donde descansar y retomnar fuerzas.
Anuda nuestra esperanza
al proyecto del Padre.
Danos firmeza y hasta tosudez
para seguir adelante.
Llena nuestros corazones
de la esperanza que libera
para vivir el amor solidario.Lo que se espera
se consigue con esfuerzo,
con trabajo y con la vida.
Nos confiamos en tus manos
para que nos hagas fuertes en la fe
comprometidos en la solidaridad
y firmes, muy firmes,
en la Esperanza del Reino.

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