sábado, 30 de noviembre de 2013

Adviento, viene el Señor



El comienzo del Año litúrgico nos presenta una perspectiva completa de nuestro futuro. Nuestro futuro es el cielo. Hemos nacido para el cielo, y el cielo es nuestra patria definitiva. Ahora bien, ese futuro se vislumbra con tintes dramáticos, porque el hombre ha roto con Dios, con su Creador y Señor, y ha comprometido seriamente su futuro. Dios, sin embargo, le ofrece de nuevo y con creces la salvación rechazada. La historia del hombre, por tanto, se convierte en una lucha dramática entre los extravíos del hombre y Dios que sale al encuentro de ese mismo hombre extraviado, ofreciéndole su casa, abriéndoles los brazos, brindándole su perdón y derrochando con él su misericordia. Verdaderamente, Dios es amigo del hombre, y más todavía del hombre roto por el pecado y por sus propios extravíos.



En este camino de ida y vuelta, en este cruce de caminos -de Dios al hombre y del hombre a Dios- está situado Jesucristo, el Hijo de Dios enviado del Padre, que sale al encuentro del hombre. Cristo, hombre como nosotros, se ha convertido en nuestro hermano mayor, el que nos enseña el camino para volver a la casa del Padre. La salvación del hombre tiene nombre, se llama Jesucristo. El es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6) del hombre.
Jesucristo es el esperado, aún sin saberlo, por el corazón de todo hombre que viene a este mundo, porque sólo Jesucristo puede darle lo que el corazón humano desea y ansía. Sólo Jesús puede abrirle de par en par las puertas del cielo, cerradas por el pecado. Sólo Jesús puede pagar esa inmensa deuda que el hombre arrastra sobre sus hombros en su relación con Dios. Sólo Jesús nos hace verdaderos hermanos de nuestros contemporáneos, haciéndonos capaces de perdonar a quienes nos ofenden. Sólo Jesús puede traer la paz al corazón del hombre.

Esa esperanza de toda la historia de la humanidad se cumplió en el vientre virginal de María, que concibió virginalmente (sin concurso de varón) a Jesús y permanece virgen para siempre. Ese mismo Jesús, ya glorioso, vendrá al final de la historia para llevarnos con él al cielo para siempre. Y ese mismo Jesús es el que viene ahora en cada persona y en cada acontecimiento, provocando en cada uno de nosotros un encuentro con él.
Ahora bien, aquella primera venida se realizó en la humildad de nuestra carne. La última venida se realizará en la gloria del resucitado. Y la venida cotidiana a nuestra vida se produce en la fe y en la caridad, generando en nosotros una esperanza que no se acaba. Porque esperamos, podemos ponernos a la tarea de transformar nuestra vida y nuestro mundo.

Jesucristo se ha puesto de nuestra parte en este camino de esperanza, dándonos el Espíritu Santo, capaz de superar toda dificultad, incluso hasta la muerte.
Por eso, el tiempo de adviento es tiempo de esperanza. Esperamos la última venida del Señor, esa que a los cristianos de todos los tiempos les ha mantenido en vela, a veces incluso en medio de grandes dificultades. Cada día que amanece, cada actividad que emprendemos tiene como meta el encuentro definitivo con el Señor. La oración más antigua de la comunidad cristiana es: ¡Ven, Señor! (Maranatha!). Una oración que sale del corazón de quien espera su gloriosa venida, y por tanto, la victoria definitiva de Dios y de su Cristo, frente a todas las dificultades con las que tropezamos cada día, frente a nuestras debilidades y pecados, frente a Satanás y frente al mundo que nos engaña. Una oración que ha sostenido la esperanza de muchos corazones.
El tiempo de adviento nos sitúa en esa perspectiva amplia del final de nuestra vida, que da sentido a cada momento presente. El tiempo de adviento tiene a Jesucristo como centro y a la Madre que le lleva en su seno. El tiempo de adviento nos prepara de manera inmediata para la Navidad que se acerca. Es un tiempo muy bonito, porque nos habla de algo nuevo, que Dios va haciendo en el corazón de cada hombre.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Encendemos la Corona


I Vísperas Adviento 2013

Homilía del Papa Francisco en las I Vísperas Adviento 2013, celebración con los universitarios de Roma en la basílica vaticana, sábado 30 de noviembre de 2013:
Se renueva hoy la tradicional cita de Adviento con los alumnos de las Universidades de Roma, a los que se unen los Rectores y Profesores de los Ateneos romanos e italianos. Saludo a todos cordialmente: al Cardenal Vicario, a los Obispos, al Alcalde, a las Autoridades académicas e institucionales, a los Asistentes de las Capellanías y de los Grupos universitarios. Los saludo en especial a ustedes, queridos universitarios y universitarias.
El deseo que San Pablo dirige a los cristianos de Tesalónica, para que Dios los santifique hasta la perfección, demuestra por una parte su preocupación por su santidad y por otra una gran confianza en la intervención del Señor. Esta preocupación del Apóstol vale también para nosotros, cristianos de hoy.
 
 
La plenitud de la vida cristiana que Dios cumple en los hombres, en efecto, siempre está insidiada por la tentación de ceder al espíritu mundano. Por ello Dios nos dona su ayuda, mediante la cual podemos preservar los dones del Espíritu Santo, los dones que el Espíritu Santo nos ha dado, la vida nueva que nos da, todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserva irreprensible, integérrimo.
Pero ¿por qué Dios, después de darnos sus tesoros espirituales, debe intervenir aún para mantenerlos íntegros? Y esta es una pregunta que debemos plantearnos. Porque somos débiles, lo sabemos, nuestra naturaleza humana es frágil y los dones de Dios se conservan en nosotros como en “recipientes de barro” (cfr. 2 Co 4, 7). Y es así la debilidad.
La intervención de Dios en favor de nuestra perseverancia hasta el final, hasta el encuentro definitivo con Jesús, es expresión de su fidelidad. Es como un diálogo, entre nuestra debilidad y su fidelidad. Él es fuerte en su fidelidad. Y Pablo dirá que él, es fuerte en su debilidad. ¿Porqué?, porque el diálogo con aquella fidelidad de Dios, la fidelidad de Dios nunca decepciona. Él es fiel sobre todo a sí mismo, por lo tanto la obra que ha iniciado en cada uno de nosotros, con su llamada, la conducirá a cumplimiento. Esto nos da seguridad y gran confianza: una confianza que se apoya en Dios y solicita nuestra colaboración activa y valiente, ante los desafíos del momento presente.
Ustedes saben, queridos jóvenes universitarios, que no se puede vivir sin mirar, sin responder a los desafíos. El que no mira los desafíos, el que no responde a los desafíos, no vive. Su voluntad y sus capacidades, unidos al poder del Espíritu Santo que habita en cada uno de ustedes desde el día de su Bautismo, les permiten ser no espectadores, sino protagonistas de los hechos contemporáneos. Por favor no miren la vida desde el balcón. Estén siempre donde están los desafíos. Los desafíos ayudan a llevar adelante la vida, el desarrollo y la lucha en favor de la dignidad de las personas. La lucha por los valores y tantas luchas que tenemos que afrontar cada día
Son diversos los desafíos que ustedes jóvenes universitarios están llamados a afrontar con fortaleza interior y audacia evangélica. Fortaleza y audacia. El contexto socio-cultural en el cual están insertados, a veces está recargado de mediocridad y aburrimiento. ¡No hay que resignarse a la monotonía del vivir cotidiano, sino cultivar proyectos de amplio respiro, ir más allá de lo ordinario: ¡no se dejen robar el entusiasmo juvenil! Sería un error también dejarse aprisionar por el pensamiento débil y uniforme, el que homologa una globalización entendida como homologación.
Para superar estos riesgos, el modelo a seguir no es la esfera, el modelo que hay que seguir no es la esfera, en la que se nivela cada relieve y desaparece cada diferencia; el modelo en cambio es el poliedro, que incluye una multiplicidad de elementos y respeta la unidad en la variedad. Al defender la unidad, defendemos también la diversidad. Por el contrario esa unidad no sería humana, el pensamiento, de hecho, es fecundo cuando es expresión de una mente abierta, que discierne, siempre iluminada por la verdad, por el bien y por la belleza.
Si no se dejarán condicionar por la opinión dominante, sino que quedarán fieles a los principios éticos y religiosos cristianos, encontrarán la valentía de ir también contracorriente. En el mundo globalizado, podrán contribuir a salvar la peculiaridad y características propias, pero tratando de no bajar el nivel ético. En efecto, la pluralidad de pensamiento y de individualidad refleja la multiforme sabiduría de Dios cuando se apoya en la verdad con honestidad y rigor intelectual, cuando se acerca a la pluralidad, a la belleza y cada uno pueda ser un don a beneficio de todos.
Que el empeño de caminar en la fe y de comportarse en manera coherente con el Evangelio los acompañe en este tiempo de Adviento, para vivir de modo auténtico la conmemoración de la Navidad del Señor. Les puede ayudar el bello testimonio del beato Pier Giorgio Frassati, que decía, un universitario como ustedes, decía: “Vivir sin fe, sin patrimonio que defender, sin sostener una lucha por la verdad no es vivir, sino ir tirando… Nosotros no debemos nunca tirar sino vivir”. (Carta a I. Bonini) 27.II.1925.
¡Gracias, y buen camino hacia Belén!

viernes, 29 de noviembre de 2013

EVANGELIO DOMINICAL

 
 

 
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (24,37-44):
 
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
 
Palabra del Señor

Se escaparon de casa para casarse -ella con 17, él con 21-, les dijeron que no durarían: ¡81 años!

Se escaparon de casa para casarse -ella con 17, él con 21-, les dijeron que no durarían: ¡81 años!
 
(Arciprensa) Con sus cinco hijos, 14 nietos y 16 bisnietos, Ann y John Betar celebraron esta semana 81 años de casados y son considerados el matrimonio más longevo de Estados Unidos.

“Somos tan bendecidos”, afirma John -de 101 años de edad- al reflexionar sobre su matrimonio y Ann -de 97 años- agrega que “se puede repetir y repetir. Es amor y comprensión incondicional”.

Los esposos Betar viven en Fairfield, Connecticut, (Estados Unidos). Se casaron cuando ella tenía 17 y él 21 años, luego que escaparon de casa a bordo de un Ford Roadster que él tenía, ya que los padres de Ann la querían casar con un hombre 20 años mayor que ella, según relata el diario inglés The Telegraph.

Ann recuerda que cuando se casaron el 25 de noviembre de 1932, ella “se preguntaba si estaba escogiendo correctamente”, y su hermana consolaba a su padre diciéndole que el matrimonio no duraría.
 
Como todo matrimonio, la pareja ha tenido momentos buenos y difíciles que según John se han llevado con “compromiso” y “dejando que la esposa sea la jefa”.

Su hija, Renee Betar, asegura que sus padres tienen “una maravillosa capacidad para enfrentar la vida como viene”, y para una de sus nietas, Heather Mitchell, la pareja es una “verdadera guía”.

El matrimonio Betar es uno de los ejemplos exitosos del amor conyugal que The Worldwide Marriage Encounter (WWME) enseña para que otras parejas puedan descubrir o redescubrir la importancia de Dios en su relación.

La Cámara Santa se cierra por obras

Cámara Santa
 
Con motivo de las obras de rehabilitación y limpieza que se van a llevar a cabo en
la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, ésta permanecerá cerrada al público, por un
período de tiempo estimado de entre 4 y 5 meses.
El Claustro, la Sala Capitular y la Cripta de Santa Leocadia podrán
visitarse, sin embargo, como viene siendo habitual.

Francisco 7, esclerosis 0



En la última jornada liguera mi
Atlético de Madrid le endosó al
Getafe una memorable goleada
de 7-0, con un sobrenatural gol
de "chilena" del disputado Diego
Costa. Esto me sirve para ponerle
 título a este post después de haber
leído parte de la exhortacion
apostólica del Papa Francisco
Evangelii Gaudium, publicada ayer.
El Papa mete, con este documento, una sonora goleada a la esclerosis que
afecta a la Iglesia. Esclerosis espiritual, pastoral, no teológica, gracias
a Dios, que obstaculiza la Nueva Evangelización y que está simbolzada
en el paralizante criterio pastoral "siempre ha sido así", recogido por
el Papa en el documento (EG 33) y del que precisamente hablaba en
mi anterior artículo.

La esclerosis física no tiene cura, a lo más se pueden mitigar sus efectos,
pero la esclerosis espiritual sí que tiene cura: el Evangelio, Jesucristo y el
Espíritu Santo. Al abordar la Nueva Evangelización primero hay que
curar la esclerosis que padecemos.

Cuando en la Iglesia se habla de Nueva Evangelización todos esperamos
 una "receta" milagrosa que atraiga en poco tiempo a la gente y llene
nuestras iglesias de jóvenes. Asi se pone de manifiesto en las charlas
que a veces damos sobre Nueva Evangelización o en las presentaciones
del Curso Alpha.

Mientras leía la primera parte del documento, que no he podido todavía leer
entero, me está quedando meridianamente claro que la Nueva Evangelización
es un largo, incierto y apasionante proyecto, que comienza con una profunda CONVERSION. ¿De quién? DE TODOS, desde el último de los discípulos evangelizadores (¡atención a esta expresión!) hasta el mismísimo Papa. Todos:
agentes de pastoral, laicos, sacerdotes, obispos, parroquias, diócesis, comunidades, instituciones, movimientos, asociaciones. Toda la Iglesia. El largo camino de la
Nueva Evangelización comienza en el corazón de cada cristiano con una conversión,
con un primer o renovado encuentro con Jesucristo resucitado.

Creo que una clave de este documento va a ser la palabra REFORMA.
Todavía no he llegado a los capítulos que hablan propiamente de la
  Evangelización pero creo que estos se van a sustentar en estos primeros
dos capítulos que ponen las bases de una profunda reforma y transformación
de la Iglesia. Es interesantísimo ver como el Papa Francisco, recogiendo
 el magisterio del Concilio, Pablo IV, Juan Pablo II y Benedicto XVI nos
lanza a un panorama apasionante de examen de conciencia, conversión
personal y comunitaria y reformas. La reforma que supone CAMBIAR
COSAS, cosas que no es que sean malas, sino que no sirven y a las que
 estamos apegados porque nos dan seguridad frente al incierto panorama
del MAR ADENTRO, ¡Duc in Altum!, que supone la Nueva Evangelización.
 Para lanzarse al mar a pescar hay que desprenderse de cosas; no se puede
uno lanzar cargado de pertrechos que sirvieron para almacenar pescas
anteriores, pero son un lastre para la pesca actual.

Todo aquel que haya hecho
el Camino de Santiago sabe
que cuando estás haciendo la
 mochila metes muchas cosas
 que crees imprescindibles y
después de la primera o segunda
 etapa abandonas la mitad y te
quedas solo con lo que es
verdaderamente esencial. Muchas veces da miedo desechar cosas pero a lo
largo del Camino uno se da cuenta de que no solo eran accesorias, sino
además una carga y llega a olvidarse de ellas.

Esto es la Nueva Evangelización. Una peregrinación, una marcha que requiere
preparación, entrenamiento, constancia, perseverancia, audacia...

¿En que consiste la Reforma? No es maquillaje, no es lavado de imagen, no es cambiar
un par de cositas secundarias. Tampoco es demoler por demoler, cambiar por cambiar.
A mi me da la impresión de que con el Papa Francisco, y lo veremos a propósito de este
documento, los carcas se horrorizan, llevándose las manos a la cabeza y los progres se las
frotan, pensando que por fín sus viejas "reivindicaciones" van a ser llevadas a la práctica.
Nada de eso, la reforma no es destrucción, "revolución", como dicen algunos... la Reforma
 es CONVERSION. La valentía de abandonar estilos de vida, estructuras, criterios, hábitos, costumbres, tradiciones,
que son caducas. Que estorban. Que obstaculizan. No se trata de demoler
lo esencial sino de volvernos a ello. La reforma es CONVERSION

Este documento asustará a muchos. A mí
mismo ayer, leyéndolo, me hacía cuestionarme
  muchas cosas, y me estremecía por la audacia
de las afirmaciones y tenía que recordarme a
mí mismo que quién escribe es el Papa, guiado
por el Espíritu Santo. El Papa no es un caprichoso
 que se ha visto inesperadamente en un puesto
que le permite "llevar a la práctica sus ideas".
Es el vicario de Cristo que quiere remover las conciencias, que quiere examinarse y examinar
a una Iglesia que corre el riesgo de ser autocomplaciente. El riesgo es emplear el
documento como arma arrojadiza para decir a los demás lo que están haciendo mal y
lo que pretende ser es una LAMPARA PARA TODOS, para que ilumine primeramente
nuestro interior, para cada uno de nosotros, para cada comunidad, para cada institución,
para toda la Iglesia. El mismo Papa se incluye personalmente. Asombroso.

Invito a todos a que leais Evangelii Gaudium. Se lee fenomenal y es
accesible a todos. Esta es una de las cualidades de Francisco: la llaneza
 junto con la profundidad.                                                  

Juan Luis Rascón Ors

jueves, 28 de noviembre de 2013

Memoria liturgica del Beato Bernardo de Hoyos

 
Nacimiento y primeros años de Bernardo Francisco de Hoyos
Bernardo de Hoyos nació en Torrelobatón (España) en 1711. Su padre Don Manuel de Hoyos era Secretario del Ayuntamiento de Torrelobatón, pero su familia era originaria de un lugar llamado Hoyos. Su madre Doña Francisca de Seña, nació en Medina del Campo.
El niño fue bautizado a los 16 días con el nombre de Bernardo por deseo de sus padres (nació un 20 de Agosto, memoria litúrgica de San Bernardo de Claraval), y también con el nombre de Francisco, a propuesta del Párroco de la iglesia de Santa María de Torrelobatón donde fue bautizado, poniendo al niño bajo la protección de San Francisco Javier, pues en la iglesia había una talla en madera de este Santo, al que se tenía mucha devoción.
A los 9 años Bernardo recibió el sacramento de la Confirmación en Torrelobatón, a los 10 años fue a estudiar en el colegio de los jesuitas de Medina del Campo, y a los 11 años al colegio de los jesuitas de Villagarcía de Campos. A los 14 años, con el permiso de su familia, fue admitido en el Noviciado de los jesuitas en Villagarcía de Campos. Terminó el Noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples perpetuos. Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo estudió Filosofía en el colegio de los Santos Pedro y Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó los estudios de Teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid.
Cuando Bernardo tenía 13 años, murió su padre Don Manuel de Hoyos. Este es un fragmento del testamento de Don Manuel: "A mis hijos recomiendo que sean temerosos de Dios y de la propia conciencia, obrando y procediendo bien según sus obligaciones, porque así merecerán el mayor alivio y, sobre todo, el agrado de la misericordia de su Majestad que les guiará y les iluminará para su santo servicio y para permanecer en él hasta la muerte, guardando obediencia, respeto y veneración a su madre, abuelo, tío, y todas las otras personas, a fin de que consigan en esta vida el afecto de todos y en la otra el eterno descanso".
Sobre su madre Doña Francisca, podemos leer estas palabras: "Crió a Bernardo su madre Dª. Francisca con especial esmero y cuidado, diciendo algunas veces que tendría gravísimo escrúpulo del menor descuido, porque si perdía aquel hijo, la daba a conocer el cielo, que le quitaba un Santo grande" (Libro Vida, libro1 capítulo1).
En el siguiente fragmento, se indica como era el joven Bernardo de Hoyos en el colegio: "Era muy puntual a las confesiones y comuniones, que los estudiantes de nuestras aulas de Gramática practican todos los meses, y recibía con suma docilidad los buenos consejos de sus maestros, cuando exhortaban a sus discípulos a la devoción a María Santísima Sª. Nª., a la frecuencia de los Sacramentos, a evitar toda culpa aunque fuese venial, y a los demás ejercicios virtuosos que inspiran los maestros a sus discípulos al tiempo mismo que les enseñan las letras" (Libro Vida, libro1 capítulo1).
Cuando pronunció la fórmula de los votos simples perpetuos, con casi 17 años, escribe el mismo Bernardo lo que sintió en ese momento: “Al empezar a leer la fórmula de los votos vi en la Sagrada Eucaristía al mismo Jesucristo, que me oía, como Juez en su trono, muy afable. Quedé al principio como fuera de mi, al ver tan gran Majestad, mas no fue tanto, que se conociese en lo exterior. Vile venir, y entrar en mi dichosa boca: causó mayor reverencia amorosa, y amor reverente, al verle entrar y estar en mi lengua. Después que pasó la Sagrada Forma, me dijo el Señor estas palabras intelectuales: 'Desde hoy me uno más estrechamente contigo por el amor que te tengo' " (Libro Vida, libro1 capítulo5).
 
Contexto histórico durante la vida de Bernardo de Hoyos
Durante toda la vida de Bernardo de Hoyos reinaba en España y en la América española el rey Felipe V, de la familia Borbón, que era nieto del Rey de Francia Luis XIV.
En Francia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se había extendido mucho con los escritos de Santa Margarita María de Alacoque, y su confesor, San Claudio de la Colombière. Estando Santa Margarita María de Alacoque delante del Santísimo Sacramento expuesto, se muestra radiante Nuestro Señor Jesucristo, le descubre su Divino Corazón, y le dice:
" He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y que no recibe en reconocimiento de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de amor. Pero lo que me es aun mucho mas sensible es que son corazones que me están consagrados los que así me tratan. Por eso te pido que se dedique el primer viernes de mes, después de la octava del Santísimo Sacramento, una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día, y reparando su honor con un acto público de desagravio, a fin de expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los altares. Te prometo además que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su divino amor sobre los que den este honor y los que procuren le sea tributado ".
" Cómo puedo cumplir estos encargos? "
" Dirígete a mi siervo (el P. La Colombière) y dile de mi parte que haga cuanto pueda para establecer esta devoción y complacer así a mi Corazón divino; que no se desanime a causa de las dificultades que se le presenten, y que no le han de faltar; pero debe saber que es omnipotente aquel que desconfía enteramente de si mismo para confiar únicamente en Mí ".
Sobre la importancia de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, escribe Santa Margarita María de Alacoque:
" ... cuando nos hemos consagrado y dedicado por completo a este Corazón adorable, para honrarle y amarle con todos nuestros medios, abandonándose del todo a El, El se cuida de nosotros y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las borrascas ".
El Señor Jesús pedía al Rey de Francia Luis XIV, la consagración a su Sagrado Corazón, petición que el Señor hizo por medio de Santa Margarita María de Alacoque:
"Haz saber al hijo mayor de mi Sagrado Corazón, que así como se obtuvo su nacimiento temporal por la devoción a los méritos de mi Sagrada Infancia, así alcanzará su nacimiento a la gracia y a la gloria eterna, por la consagración que haga de su persona a mi Corazón adorable, que quiere alcanzar victoria sobre el suyo, por su medio sobre los de los grandes de la tierra. Quiere reinar en su palacio, y estar pintado en sus estandartes y grabado en sus armas para que queden triunfantes de todos sus enemigos, abatiendo a sus pies a esas cabezas orgullosas y soberbias, a fin de que quede victorioso de todos los enemigos de la Iglesia".
En una carta a la Madre Saumaise decía Santa Margarita María de Alacoque: "El Padre eterno, queriendo reparar las amarguras y angustias que el adorable Corazón de su Divino Hijo sintió en las casas de los príncipes de la tierra, en medio de las humillaciones y ultrajes de su Pasión, quiere establecer su imperio en la corte de nuestro gran monarca, de quien desea servirse para la ejecución de este designio ...".
El Rey de Francia Luis XIV no hizo esta consagración, aunque años después un descendiente suyo, Luis XVI, estando ya en prisión, hizo un Voto por el que consagraba al Divino Corazón su persona, su familia y todo su pueblo.
En España, el rey Felipe V, también de la familia Borbón, y nieto del Rey de Francia Luis XIV, fue favorable a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. En una carta fechada el 10 de marzo de 1727, el rey de España Felipe V pedía al Papa Benedicto XIII "para todos mis Reinos y Dominios, Misa y Oficio propio" del Sagado Corazón de Jesús. El rey Felipe V firmaba esta carta "Don Felipe por la gracia de Dios, Rey de las Españas, de las dos Sicilias, de Jerusalen, etc, que sus Santos pies y manos besa". Entendemos la expresión "Rey de las Españas" referida a España, la América española y Filipinas.
 
 
 

¿Qué nos quiere decir el Papa? (Yo sí me he leído Evangelii Gaudium)

 
 
 
No sorprende que, respecto a lo que dicen los papas, todos quieran barrer para casa. Por mucho que al final tantos ataquen a la Iglesia, saben del prestigio de una gran institución que no solo mantiene su autoridad, sino que aumenta cada día a lo largo y ancho de nuestro mundo.
La Exhortación Apostólica del Papa es larga y densa y nace fruto del Sínodo de Obispos celebrado en 2012 para tratar la nueva evangelización. Pocos la leen; muchos opinan. Y casi todos quieren seguir montándose una Iglesia a su medida. Aquí la pueden leer el documento entero; hay que dedicarle tiempo:
 
En la simpleza de los intentos de asimilación de la Iglesia a los estándares limitados del mundo de la empresa o de la política, se habla de un programa, se resaltan las concepciones económicas que interesan, se ataca lo que se cree que dice; se califica de progresista, liberal o conservador y se busca una revolución donde sencillamente hay una afirmación del mensaje siempre nuevo del Evangelio.
La misión del Papa es conservar el tesoro de la fe y confirmar a los hermanos. No puede cambiar el contenido de la doctrina. Ni lo pretende. Sin embargo, hay cuestiones formales que la Iglesia suele considerar cada cierto tiempo, de manera que se pueda comunicar mejor el mensaje y se pueda incluso descubrir matices de la fe que en cada tiempo surgen iluminando a la humanidad... Que el Papa analice la situación del mundo actual y oriente la manera en que el debe anunciarse el Evangelio no es más que una muestra de interés muy especial por continuar la gran tarea de los católicos: anunciar a Cristo.
Respecto al asunto económico, -a pesar de que el Papa advierte de que la Iglesia no pretende tener el único análisis de la realidad social- conviene analizar bien la situación actual y lo que sobre ella nos dice Francisco. Pero tenemos a socialistas diciendo que el Papa les da la razón -muy interesados por cierto- y a liberales enfurecidos porque creen que el Papa se la quita atacando al libre mercado. Pura miopía: el Papa denuncia los errores de ambos y de siempre: las visiones parciales de las ideologías que deshumanizan, como siempre ha hecho la Iglesia y en línea con Juan Pablo II y Benedicto XVI. Porque además, ¿acaso no vivimos una tiranía que funciona con lo peor de ambos sistemas ideológicos, esto es, a saber, unos estados endeudados que se cargan la libertad económica con elevados impuestos y que a la vez se someten a la dictadura de los mercados que tienen en los gigantescos números rojos de las naciones el mejor negocio de la historia? En fin, lo que ocurre, como denuncia al Papa, es que vivimos un sistema económico que se ha olvidado del hombre, porque antes se ha olvidado de Dios. No se ha avanzado tanto desde el siglo XIX, por cierto.
Respecto a las cuestiones morales, nada nuevo: el Papa vuelve a resaltar que el cristianismo no es una moral, sino un mensaje, un anuncio, un encuentro personal y de ahí se derivan unas consecuencias de vida. Invertir el orden contribuye a resaltar el orgullo de sí mismo, creando una religión cerrada y elitista, que busca la perfección en lo externo pero que está muerta porque no ama. Que Francisco utilice expresiones ciertamente llamativas para algunos no quiere decir que no se hubieran dicho antes. La Teología del Cuerpo de Juan Pablo II fue mucho más que una revolución moral y apenas nadie la conoce...
Como católico, mucho siento que debo reflexionar, que debo considerar bien que debo salir hacia las periferias, que todos estamos llamados a vivir la pobreza y a luchar contra ella; que debemos mostrar la alegría que contagia, que debemos esta permanentemente anunciando la gran noticia del Evangelio del Dios misericordioso. La tarea es enorme. Lean y mediten. La Exhortación Evangelii Gaudium es mucho más de lo que dirán los medios que nos hablan de ella sin haberla leído.
Publicado originalmente en El Alcalde de Zalamea
 
Blas Pinar Piñedo

Reflexiones de la Beata Teresa de Calcuta

 
 
 

«El día más bello es... hoy»

 
 
Era bajita, desgarbada... Pero las cámaras se fijaron en ella, porque en aquella mujer de apariencia frágil era fácil intuir una singular fortaleza de espíritu. Católicos y no católicos la identifican sin mayor discusión como una de las grandes heroínas del siglo XX, como uno de los grandes iconos de nuestro tiempo, aunque lo suyo no era posar para las cámaras ni sorprender con espectaculares declaraciones.

     Aceptó la fama porque la publicidad les venía bien a los pobres, y con el ruego de que cada fotografía sirviera para rescastar a un alma del Purgatorio. La Beata Teresa de Calculta, que ni por todo el oro del mundo hubiera hecho lo que hizo, siguió a lo suyo, o sea, a lo de Cristo, reflejado en el rostro de cada pobre. Con su sonrisa en la cara, quitaba siempre hierro a sus proezas.

                                              No eran obras sobrehumanas las que ella hacía, sino signos auténticos de humanidad. Todos estamos llamados a la santidad, pero antes debemos salir de nuestro ensimismamiento, abrirnos a la vida, a las alegrías y a las tragedias de los demás. La Beata Teresa de Calcuta nos dejó estas reflexiones que, con total sencillez, nos ofrecen nada menos que el camino a la santidad:


 
La Vida

 
La vida es una oportunidad; aprovéchala.
La vida es belleza; admírala.
La vida es beatitud; saboréala.
La vida es sueño; hazlo realidad.
La vida es un reto; afróntalo.
La vida es un deber; cúmplelo.
La vida es un juego; juégalo.
La vida es preciosa; cuídala.
La vida es riqueza; consérvala.
La vida es amor; gózala.
La vida es misterio; desvélalo.
La vida es promesa; cúmplela.
La vida es tristeza; supérala.
La vida es himno; cántalo.
La vida es combate; acéptalo.
La vida es una tragedia; domínala.
La vida es aventura; arrástrala.
La vida es felicidad; merécela.
La vida es la vida; defiéndela.





 
 
 
 






 

 
 
 

ESTA HORA

 
 
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Carta semanal del Sr. Arzobispo

 
El gozo del Evangelio
 
Que la ciudad se pueda llenar de alegría, era lo que asomados a esa escena de primitivo cristianismo que describen los Hechos de los Apóstoles nos proponíamos los cristianos de Asturias. Lo que fue el título de mi larga carta pastoral como exhortación postsinodal, marcó también el rumbo del vigente Plan Pastoral diocesano. La alegría, sí, la alegría. Porque de lo contrario la tristeza tiene una pesada insistencia en la vida de tantas personas, de enteras familias sumidas en el cansancio y la desesperanza al no ver salida a sus túneles oscuros en donde hay demasiado llanto y pocas sonrisas.

El Papa Francisco nos acaba de regalar una importante exhortación apostólica al hilo de la nueva evangelización del sínodo que se celebró en Roma hace un año. Es su primera carta de esta índole, y la clave escogida ha sido precisamente unir gozo y evangelización, es decir, cómo anunciar el Evangelio tiene que despertar precisamente la alegría. Así comienza este largo documento llamado Evangelii Gaudium: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son li­berados del pecado, de la tristeza, del vacío inte­rior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría».

Y esto es lo que sucedió en los albores cristianos cuando, como siempre, la tristeza tiene nombre reconocible, tiene calle por la que transita y tiene calendario que la hace contemporánea de cada cual. Si la ciudad se llenó de alegría es que algo sucedió en esas vidas, Alguien aconteció en medio de ellas. Porque es una expresión que relata un acontecimiento en un tramo concreto de la historia cristiana. No se trata de una quimera, ni siquiera de un legítimo deseo, sino de algo que ha cambiado la vida de personas y ha transformado el claroscuro de una comunidad. La tradición de la Iglesia no ha dejado de volver a verificarlo con sorpresa y gratitud: ver que una circunstancia puede ser renovada por la gracia de un don que inmerecidamente se regala a quien lo pide, a quien lo espera, a quien lo reconoce. Hay un cambio profundo que no es fruto del cálculo ni de una estrategia, sino de algo más grande y más gratuito que proviene de la providente misericordia de Dios.

El Papa Francisco hace un certero diagnóstico: «el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y per­manente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado».
Estamos de enhorabuena, porque es todo un programa que nos devuelve la indómita tensión de la alegría para la que hemos nacido: «al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descu­bre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos… ¡Nos hace tan­to bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia». Esta es la razón de nuestra alegría.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Roban el Santísimo de la Parroquia de Viado (Las Regueras)


Alerta vecinal por robos en iglesias en la zona rural

Los cacos se llevaron el sagrario, el cáliz y el copón de San Julián de Viado y enseres domésticos en una casa

Puestos a robar, los ladrones no distinguen lo sagrado de lo profano. En la misma noche los cacos asaltaron una iglesia y una vivienda en la misma localidad. Del templo se llevaron el sagrario, el cáliz y el copón, entre otros objetos. De la casa, que no se encontraba ocupada en ese momento, todo tipo de enseres domésticos: mantas, sábanas, vajillas y hasta las cortinas. Sucedió en Santullano (Las Regueras) en la madrugada del sábado y las denuncias correspondientes se presentaron el pasado domingo ante la Guardia Civil.
El párroco de San Julián de Viado, Pablo Gutiérrez Piñera, explicó ayer que el expolio en el templo ha sido "considerable". Además de robar el cáliz, el sagrario y el copón, también falta un incensario y todo el sistema de megafonía. "Cogieron todo lo que consideraron de valor: un amplificador, el micrófono y hasta el aparato de poner los discos", denuncia Pablo Gutiérrez.

martes, 26 de noviembre de 2013

27 de Noviembre Fiesta de Santa María de la Medalla Milagrosa



 
 
Las apariciones
El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima ... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.
Sta. Catalina Labouré

Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña ( Francia ). Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac, 140.

El Corazón de San Vicente

La novicia estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paules a solo unas cuadras de su noviciado. El brazo derecho del santo fue a la capilla del noviciado. En esta capilla, durante la novena, Catalina vio el corazón de San Vicente en varios colores. De color blanco, significando la unión que debía existir entres las congregaciones fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la propagación que habían de tener dichas congregaciones. De color rojo oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería. Oyó interiormente una voz: " el corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia ". La misma voz añadió un poco mas tarde: " El corazón de San Vicente está mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe ".

Visiones del Señor en la Eucaristía

Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.

El domingo de la Santísima Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz, como unos despojos desperdiciables. "Inmediatamente - escribió sor Catalina - tuve las ideas mas negras y terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas ".

Catalina sueña con ver a la Virgen

El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, La maestra de novicias les había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como era víspera de San Vicente, les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina se lo tragó y se durmió pensando que S. Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo. Precisamente, los anteriores favores recibidos en las diversas apariciones de San Vicente a Sor Catalina alimentaban en su corazón una confianza sin limites hacia su bienaventurado padre, y su candor y viva esperanza no la engañaron. "La confianza consigue todo cuanto espera" (San Juan de la Cruz).
El Angel la despierta

Todo era silencio en la sala donde dormía Sor Catalina y cerca de las 11:30 PM oyó que por tres veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera".

Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice: "No temas; son las 11;30 p.m.; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo".

Ella no se detiene ya ni un momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."

Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a "su lado izquierdo". Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.

Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante.

Dice Catalina: "Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche". (todavía ella no ve a la Virgen)

El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.

La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.

Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí"

Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José. Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio".

Aparición de la Virgen
 
Sor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen".

Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.

Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: -"¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?" "

Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. "Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí".

Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa que yo había visto, y ella me lo explicó todo ".
 
 
 
Instrucciones de la Santísima Virgen

Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.




La Virgen le dio algunos consejos para su particular provecho espiritual: (La Virgen es Madre y Maestra)

1- Como debía comportarse con su director (humildad profunda y obediencia). Esto a pesar de que su confesor, el padre Juan María Aladel, no creyó sus visiones y le dijo que las olvidara.

2- La manera de comportarse en las penas, (paciencia, mansedumbre, gozo)

3- Acudir siempre (mostrándole con la mano izquierda) a arrojarse al pie del altar y desahogar su corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviese necesidad. (corazón indiviso, no consuelos humanos)

La Virgen también le explicó el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido de San. Vicente y del Señor.

Luego continuó diciéndole:

Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.
Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.
Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.
Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades.
Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas..(lagrimas en los ojos). El clero de París tendrá muchas víctimas..Morirá el señor Arzobispo.
Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangra por las calles ( la Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido). El mundo entero se entristecerá . Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y una voz interior asegura: cuarenta años y diez y después la paz.

La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.



En esta aparición la Virgen:
  • Le comunica una misión que Dios le quiere confiar.
  • La prepara con sabios consejos para que hable con sumisión y confianza a su director.
  • Le anuncia futuros eventos para afianzar la fe de aquellos que pudieran dudar de la aparición.
  • Le Regala una relación familiar de madre-hija: la ve, se acerca a ella, hablan con familiaridad y sencillez, la toca y la Virgen no solo consiente, sino que se sienta para que Catalina pueda aproximarse hasta el extremo de apoyar sus brazos y manos en las rodillas de la Reina del Cielo.

  • EVANGELII GAUDIUM

     
    EXHORTACIÓN APOSTÓLICAEVANGELII GAUDIUMDEL SANTO PADRE
    FRANCISCO
    A LOS OBISPOS
    A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
    A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
    Y A LOS FILES LAICOS
    SOBRE
    EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
    EN EL MUNDO ACTUAL
     
     
     
     
     
    Para ver toda la exhortación al completo pinche aquí :
     

     
    Síntesis de la Exhortación
    (ER RV / de la Revista Ecclesia)
    Breve síntesis de la Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio) del Papa Francisco
    Presentada esta mañana la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium con la que el Papa Francisco desarrolla el tema del anuncio del Evangelio al mundo actual. Una nueva etapa evangelizadora caracterizada por la alegría, la renovación, el diálogo y el encuentro de una Iglesia profética con las puertas abiertas.
    El Papa invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”. Es necesaria “una conversión pastoral y misionera, que no deje las cosas como están”. Una “reforma de las estructuras” eclesiales para que “todas ellas se vuelvan más misioneras”. El Pontífice piensa también en “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle. Y afirma que “no se realizó plenamente” la aplicación de la colegialidad. Es necesaria “una saludable descentralización” dice el Papa que subraya que en esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia.
    Signo de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con la frialdad de unas puertas cerradas”. El Papa reitera que prefiere una Iglesia “herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia… donde tantos hermanos nuestros vivan” sin la amistad de Jesús. “La mayor amenaza” indica Francisco es “el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando”. Exhorta a no dejarse vencer por el “pesimismo estéril” poniendo en marcha “la revolución de la ternura”. Es necesario huir de la “espiritualidad del bienestar” y vencer “la mundanidad espiritual” que consiste en “buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana”.
    El Pontífice lanza un llamamiento a las comunidades eclesiales a no caer en envidias ni en celos “dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades. Subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos. Afirma que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. Señala que los jóvenes deben tener “un protagonismo mayor”. Frente a la escasez de vocaciones en algunos lugares, afirma que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones”. Afrontando el tema de la inculturación, recuerda que “el cristianismo no tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es “pluriforme”. Y en ese sentido reafirma la “fuerza activamente evangelizadora” de la piedad popular.
    Se detiene “con cierta meticulosidad, en la homilía” el Santo Padre. Dice que “debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe “hacer arder los corazones”, huyendo de “una predicación puramente moralista o adoctrinadora”. Subraya la importancia de la preparación: “Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable”.
    Hablando de los retos del mundo contemporáneo, el Papa denuncia el sistema económico actual: “es injusto en su raíz”. “Esa economía mata” porque predomina “la ley del más fuerte”. La cultura actual del “descarte” ha creado “algo nuevo”: “Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»”. Vivimos en una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, de un “mercado divinizado” donde imperan la “especulación financiera”, “una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta”. Denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y “las nuevas situaciones de persecución a los cristianos. “La familia -prosigue el Papa- atraviesa una crisis cultural profunda”. Insistiendo en “el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad”, subraya que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que…desnaturaliza los vínculos familiares”.
    El Papa Francisco reafirma “la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana” y el derecho de los pastores “a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas”. “Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica” antes que sociológica. “Por eso -dice- quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos”. “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres… no se resolverán los problemas del mundo”.
    El Papa invita a cuidar a los más débiles: “los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados” y los migrantes, por los que exhorta a los países “a una generosa apertura”. Habla de las víctimas de la trata de personas y de nuevas formas de esclavitud…y de los “doblemente más pobres: las mujeres, los niños y los más débiles. “Los niños por nacer, son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana”. “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. El Papa a continuación hace un llamamiento al respeto de todo lo creado.
    Por cuanto respecta al tema de la paz, el Papa afirma que “es necesaria una voz profética” cuando se quiere construir una reconciliación falsa que “silencie” a los más pobres mientras “algunos no quieren renunciar a sus privilegios”. Para la construcción de una sociedad “en paz, justicia y fraternidad” apunta el Papa hay que “trabajar a largo plazo, que “la unidad prevalezca sobre el conflicto y evitar que la política y la fe se reduzcan a la retórica”.
    “La evangelización -continúa el Papa- también implica un camino de diálogo” que abre a la Iglesia para colaborar con todas las realidades políticas, sociales, religiosas y culturales. El ecumenismo es “un camino ineludible de la evangelización”. Es importante el enriquecimiento recíproco “en el diálogo con los hermanos ortodoxos. “El diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús”; “el diálogo interreligioso, especialmente con el Islam, es una condición necesaria para la paz en el mundo”. El Papa implora “humildemente” para que los países de tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos, también “¡teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales!”. Reitera de este modo la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes.
    El último capítulo está dedicado a los “evangelizadores con Espíritu”, que son aquellos que “se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo” que “infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás”. “Sólo puede ser misionero -añade- alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás. La Exhortación concluye con una oración a María “Madre del Evangelio”.