miércoles, 30 de abril de 2014

1 de Mayo + San José Obrero



Porque fue varón justo,
le amó el Señor,
y dió el ciento por uno
su labor.

Humilde magisterio
bajó el que Dios aprende:
¡Que diga, si lo entiende,
quien sepa de misterio!
Si Dios es cautiverio
se queda en aprendiz,
¡aprende aquí la casa de David!

Sencillo, sin historia,
de espalda a los laureles,
escalas los niveles
más altos de la gloria.
¡Qué asombroso, hacer memoria,
y hallarle a tu ascensión
tu hogar, tu oficio y Dios como razón!

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
dí tú como se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

La Conferencia Episcopal publica en su web una colección de textos sobre la cuestión de los fieles divorciados y vueltos a casar


El pasado viernes, 25 de abril, la Conferencia Episcopal Española publicó una colección enlaces a «textos importantes» alojados en la web del Vaticano que tratan sobre la cuestión de los divorciados vueltos a casar. Buena parte de los textos son magisteriales. Hay material de San Juan Pablo II, Benedicto XVI, la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el Sínodo de los Obispos del año 2012 y un artículo de S.E. Cardenal Gerhard L. Müller, actual Prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe.


(CEE/InfoCatólica) Colección de textos publicada en la web de la CEE:

San Juan Pablo II, Papa
Homilía en la clausura de la V Asamblea del Sínodo de los Obispos (25 de octubre de 1980)
Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 84 (22 de noviembre de 1981)

Discursos
A los participantes en la XIII Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para la Familia (24 de enero de 1997)
Clausura de la V Asamblea General del Sínodo de los Obispos
Papa Benedicto XVI
Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis, 29. Sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia (22 de febrero de 2007)

Coloquios con los sacerdotes
- con el clero de la diócesis de Aosta (25 de julio de 2005)
- con el clero de Albano (31 de Agosto de 2006)
- con el clero de la diócesis de Belluno-Feltre y Treviso (24 de julio de 2007)

Otros textos:
Celebración de la Hora Media en el Duomo de Milán.VII Encuentro Mundial de las Familias (Milán, 2 de junio de 2012)
Celebración Eucarística. Homilía del Santo Padre Benedicto XVI. VII Encuentro Mundial de las Familias (Milán, 3 de junio de 2012 )
Congregación para la Doctrina de la Fe
Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar. Annus Internationalis Familiae (14 de septiembre de 1994 )
Sobre la atención pastoral de los divorciados vueltos a casar. Libro de la Ed. Palabra 2003, con una introducción del Cardenal Ratzinger y con los comentarios de Tettamanzi, Pompedda, Rodríguez Luño, Marcuzzi y Pelland
Pontificio Consejo para los Textos Legislativos
Declaración sobre el canon 915 CIC sobre la admisibilidad a la sagrada comunión de los divorciados que se han vuelto a casar (24 de junio de 2000)
Sínodo de los Obispos 2012
Mensaje final de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (26 de octubre de 2012)
Artículo S.E. Mons. Gerhard L. Müller
Testimonio a favor de la fuerza de la Gracia. Sobre la indisolubilidad del matrimonio y el debate acerca de los divorciados vueltos a casar y los sacramentos (L'Osservatore Romano, 23 de octubre de 2013)

El Santo Padre recibe a los Reyes de España


Ayudar a la Iglesia en sus necesidades

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¿Les suena el título de este artículo?....claro que si: es el Quinto Mandamiento de la Iglesia, que por ser quinto de cinco no significa que sea poco importante. Es verdad que el católico coherente y fiel lo primero que ha de hacer es ORAR por la Iglesia, y, unido a ello, CONVERTIRSE de corazón porque por cada acto de virtud colabora con la Iglesia, y con cada pecado la daña. Pero desde una oración sincera, y desde un deseo auténtico de conversión, se impone en la conciencia cristiana el noble deber de ayudar materialmente a la Iglesia dentro de las posibilidades de cada uno, pero con generosidad. Si de verdad sabemos que la Iglesia es nuestro HOGAR, nuestra FAMILIA....¿qué corazón honesto se quedaría indiferente a las necesidades de su casa?

De forma concreta: este artículo es una exhortación práctica en doble dirección, y en pro del acto concreto de poner la CRUZ en la casilla de la Iglesia Católica al hacer la declaración de la Renta cuyo plazo se inicia en unos días. Doble dirección: personal y externa. Veamos:

Personal: Convencerse de que poner la cruz para la Iglesia es vivir con amor el mandato referido. Y no sólo eso, sino que por ello se ayuda a tantas personas necesitadas que gracias a la Iglesia pueden sobrevivir con dignidad.

Externo: Hacer eco a todas las personas que conozcamos, y tocar las conciencias dormidas o engañadas por un sistema corrupto que pretende convertir la Iglesia en un mero club social. Hay que recordar a todas estas personas que:

- Acuden a la Iglesia a BAUTIZAR a sus hijos

- Llevan sus hijos a hacer la PRIMERA COMUNIÓN

- Celebran su BODA en la Iglesia

- Entierran a sus seres queridos por el rito CATÓLICO

- Asisten a catequesis de CONFIRMACIÓN

- Se benefician de las ayudas morales que da la Iglesia..........etc

Pues que como básico testimonio de coherencia han de poner la cruz en la declaración. Es una incongruencia tremenda no hacerlo y a la vez acudir a la Iglesia a celebrar sacramentos....y esto HOY por desgracia sucede. Y tenemos la obligación de abrir los ojos a no pocas personas.

Y, por supuesto, recordar a quien sea preciso los datos OFICIALES (indiscutibles, porque son ciertos y evidentes) sobre la labor social que la Iglesia Católica hace en España y que, sin la colaboración de todos los que puedan, sería inviable. Cifras como estas:

Más de 5.000 centros de enseñanza, 107 hospitales, más de 1.000 centros sociales y cerca de 1.000 Orfanatos, centros de atención a marginados por toda la nación....

O cifras como éstas: ahorro al Estado en coste de enseñanza de 15.000 millones de euros, en coste clínico de 5.000 millones de euros, en coste social de 4.000 millones de euros....etc ¿alguien da más?

SI: la Iglesia se supera a si misma, pues hay que añadir los cerca de 40.000 millones de euros ahorrados por el Estado en conservación de Patrimonio....¿seguimos?

Si se compara la realidad de la Iglesia Católica en España, su labor a todos los niveles en pro de los más necesitados.....¿hay alguna otra institución pública o privada que de tanto a cambio de tan poco?

¿Y hay alguna otra institución que tenga tantos voluntarios/as que se entregan por AMOR a Dios y al Prójimo?..........no la conozco aún.

Pues concluyo: Ayudar a la Iglesia en sus necesidades. Vamos a ello.

P. Santiago González, sacerdote

martes, 29 de abril de 2014

Misa de la Canonización del Domingo . Menos mal que ya la gente no va a Misa

La Santa del día



Catalina Benincasa, conocida como Santa Catalina de Siena O.P., nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347.
Por inspiración divina, a los siete años ofreció a Dios su virginidad y ya en 1363, superada la oposición de la familia, inicia la vida como laica dominica en la Fraternidad Seglar de Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, dedicadas con gran austeridad a la oración, penitencia y ayunos.

Vive en su propia casa una vida de sacrificio hasta el año 1370: A los veintitrés años, en una visión de su esposo celestial, recibe la misión de dedicarse a la vida de apostolado.

Su misión fue eficacísima en la reforma de la Iglesia, dividida por el cisma, y en la reforma de la Orden de Predicadores, apoyando la obra del Beato Raimundo de Capua. La familia dominicana la considera como su madre.

Catalina muere en Roma el 29 de abril de 1380, a la edad de treinta y tres años. Pío II la canoniza en 1461, y el cuatro de noviembre de 1970 es declarada Doctora de la Iglesia por Pablo VI. Su magisterio carismático es un don de Dios a la Iglesia y a la humanidad. Fue sepultada en la basílica dominicana de Santa María sopra Minerva.

La "medida" de la Virgen del Pilar




(De la Cigoña) Esa tirita de tela, con los colores de la bandera de España, mide lo que la altura de la imagen de la Virgen del Pilar en su capilla de Zaragoza. La venden en la sacristía del templo zaragozano creo recordar que por 1 euro. He comprado varias. Y algún amigo, mi querido coronel, me ha regalado otra. Las hay también en colores menos patrióticos. Todas cuestan lo mismo.


¿Por qué os traigo hoy al Blog la "medida"? Por nada especial sino absolutamente personal. Mi exceso de kilos me lleva a dedicar algún tiempo al paseo. Y con gran asombro mío comencé a ver en coches, colgada del retrovisor, la medida. Me extrañó la repetición y un día decidí contar las que me encontraba en mi hora u hora y media de caminata. Y me quedé asombrado. En Pozuelo. A casi 350 kilómetros de Zaragoza y sin que nadie aquí, que yo sepa, venda esas medidas. Recomendación a la excelente librería de la Santísima Trinidad para que encargue algunas y las ofrezca. También eso es evangelización.


Pasado mi asombro inicial decidí contar las medidas que me encontraba en mi suplicio cotidiano de paseo. Y concluido el rezo del rosario me he puesto a contar las "medidas" que me encuentro. Y me he quedado asombrado. Más de treinta coches, en ocasiones más de cuarenta, llevan en su parabrisas la "medida" De algún modo la Virgen va con ellos. Son mayoría las de los colores de España. Es posible que en algunos prime más el patriotismo que la Virgen. Pero bendita sea María en carne mortal en Zaragoza con la bandera de España o con otro cualquier color.


Vengo muy satisfecho tras el recuento cotidiano. No me esperaba tal cosa. Bendita se la hora en la que la Virgen María vino en carne mortal a Zaragoza. Y bendita sea María aunque no hubiera venido. Como duda el Yanero Solitario. ¿Hay superstición en ello, incluso ignorancia?, pues benditas sean también la una y la otra. Algo de amor a la Virgen hay en ello. Y eso vale muchísimo. Me encanta ver las "medidas". Y si algún lector la quiere poner en su coche, o en algún otro sitio, pues también bendito sea. La Virgen la acompañará de algún modo. Que Ella sabe muy bien lo que hace.

domingo, 27 de abril de 2014

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO




Plaza de San Pedro .II Domingo de Pascua (o de la Divina Misericordia), 27 de abril de 2014

En el centro de este domingo, con el que se termina la octava de pascua, y que san Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado.

Él ya las enseñó la primera vez que se apareció a los apóstoles la misma tarde del primer día de la semana, el día de la resurrección. Pero Tomás aquella tarde, como hemos escuchado, no estaba; y, cuando los demás le dijeron que habían visto al Señor, respondió que, mientras no viera y tocara aquellas llagas, no lo creería. Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28).

Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: «Sus heridas nos han curado» (1 P 2,24; cf. Is 53,5).

San Juan XXIII y sanJuan Pablo II tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Is 58,7), porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.

Fueron sacerdotes y obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte, la cercanía materna de María.

En estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos de su misericordia había «una esperanza viva», junto a un «gozo inefable y radiante» (1 P 1,3.8). La esperanza y el gozo que Cristo resucitado da a sus discípulos, y de los que nada ni nadie les podrá privar. Laesperanza y el gozo pascual, purificados en el crisol de la humillación, del vaciamiento, de la cercanía a los pecadores hasta el extremo, hasta la náusea a causa de la amargura de aquel cáliz. Ésta es la esperanza y el gozo que los dos papas santos recibieron como un don del Señor resucitado, y que a su vez dieron abundantemente al Pueblo de Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno.

Esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes, en Jerusalén, de la que hablan los Hechos de los Apóstoles (cf. 2,42-47), como hemos escuchado en la segunda Lectura. Es una comunidad en la que se vive la esencia del Evangelio, esto es, el amor, la misericordia, con simplicidad y fraternidad.

Y ésta es la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII yJuan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos. No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, san Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado, guiado por el Espíritu. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; por eso me gusta pensar en él como el Papa de la docilidad al Espíritu santo.

En este servicio al Pueblo de Dios, san Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene.

Que estos dos nuevos santos pastores del Pueblo de Dios intercedan por la Iglesia, para que, durante estos dos años de camino sinodal, sea dócil al Espíritu Santo en el servicio pastoral a la familia. Que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama.

sábado, 26 de abril de 2014

Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano Rvdo. Sr. D. José María Antón Magadán ''Canteira''

Nació en Doiras (Boal) el 4 de febrero de 1946

Realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario Metropolitano recibiendo la ordenación sacerdotal el 22 de septiembre de 1974

Desempeñó los siguientes encargos pastorales:

Adscrito a Santa Bárbara de la Cuadriella - Turón (1974 - 1977). Durante la última etapa de estudios y los primeros años de sacerdocio vivió la experiencia obrera trabajando en una mina del Valle de Turón.

Capellán de las Fuerzas Armadas (1977 - 1978)

Coadjutor de Santa María Magdalena de Doiras - Boal (1979 - 1981)

Encargado de Santa Leocadia de Illano, San Pedro de Cedemonio y Nuestra Señora de Pastur (1979-1980)

Encargado de Santiago de Castrillón - Boal (1979 - 1985)

Párroco de Santiago de Castrillón - Boal (1985 -  2014)

Ecónomo de Santa María Magdalena de Doiras - Boal (1981 - 1985)

Párroco de Santa María Magdalena de Doiras - Boal (1985 - 2014)

Párroco de Santa María de Bullaso y Santa María de Herías - Illano (1984 - 2014)

Administrador parroquial de Santiago de Ponticiella - Villayón (1993 - 2014)

Párroco in solidum de Santa Leocadia de Illano, San Pedro de Cedemonio, Nuestra Señora de Pastur, San Juan Bautista de la Ronda y San Blas de Vega de Ouria - Rozadas (1999 - 2014)

Arcipreste de Boal (1988 - 1994)

Teniente - arcipreste de Boal (1994 - 1997)

Después de una rápida enfermedad falleció en la Casa Sacerdotal de Oviedo en este día 23 de abril. Mañana el Sr. Arzobispo celebrará un primer funeral en la Casa Sacerdotal. El Sr. Obispo Auxiliar celebrará mañana por la tarde el funeral en su parroquia de Doiras (Boal) y a continuación recibirá cristiana sepultura en el cementerio parroquial.

D.E.P.

''Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él'' (1 Tes 4,14).

Evangelio Dominical

Santo Domingo de Silos

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espiritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


Palabra del Señor

Francisco previene de los «cristianos-murciélago», «de funeral»... les da miedo la Resurrección

Francisco previene de los «cristianos-murciélago», «de funeral»... les da miedo la Resurrección


(Radio Vaticano) El Papa Francisco, en su homilía de la misa matutina en este primer jueves de Pascua en la Casa Santa Marta, ha señalado que algunos cristianos tienen miedo de la alegría de la Resurrección, que son cristianos cuya vida "parece un funeral"... y que eso casa mal con la fe en el Señor Resucitado, que no está lejos sino con nosotros. 
El Evangelio propuesto en la liturgia del día relata la aparición de Cristo resucitado a los discípulos. Ante el saludo de paz del Señor, los discípulos, en lugar de alegrarse – dijo el Papa – se quedan “trastornados y llenos de temor”, pensando “que veían un fantasma”.

Jesús trata de hacerles entender que lo que ven es real, los invita a tocar su cuerpo, y pide que le den de comer.

Los quiere conducir a la “alegría de la Resurrección, a la alegría de su presencia entre ellos”. 

Pero los discípulos – observó el Papa – “no podían creer, porque tenían miedo de la alegría”:

“Esta es una enfermedad de los cristianos. Tenemos miedo de la alegría. Es mejor pensar: ‘Sí, sí, Dios existe, pero está allá; Jesús ha resucitado, está allá’. Un poco de distancia. Tenemos miedo de la cercanía de Jesús, porque esto nos da alegría. Y así se explica la existencia de tantos cristianos de funeral, ¿no? Que su vida parece un funeral continuo. Prefieren la tristeza y no la alegría. Se mueven mejor, no en la luz de la alegría, sino en las sombras, como esos animales que sólo logran salir de noche, pero no a la luz del día, porque no ven nada. Como los murciélagos. Y con un poco de sentido del humor podemos decir que hay cristianos murciélagos que prefieren las sombras a la luz de la presencia del Señor”. 

Pero “Jesús, con su Resurrección – prosiguió Francisco – nos da la alegría: la alegría de ser cristianos; la alegría de seguirlo de cerca; la alegría de ir por el camino de las Bienaventuranzas, la alegría de estar con Él”:

“Y nosotros, tantas veces, o estamos trastornados, cuando nos llega esta alegría, o llenos de miedo, o creemos que vemos un fantasma o pensamos que Jesús es un modo de actuar: ‘Pero nosotros somos cristianos y debemos hacer así. ¿Pero dónde está Jesús? ‘No, Jesús está en el Cielo’. ¿Tú hablas con Jesús? ¿Tú dices a Jesús: ‘Yo creo que Tú vives, que Tú has resucitado, que Tú estás cerca de mí, que Tú no me abandonas’? La vida cristiana debe ser esto: un diálogo con Jesús, porque – esto es verdad – Jesús siempre está con nosotros, siempre está con nuestros problemas, con nuestras dificultades, con nuestras obras buenas”.

¡Cuántas veces – dijo el Papa al concluir – nosotros los cristianos “no somos alegres, porque tenemos miedo!”. Cristianos que “han sido vencidos” en la cruz:

“En mi tierra hay un dicho que dice así: ‘Cuando uno se quema con la leche hirviendo, después, cuando ve una vaca, llora’. Y éstos se habían quemado con el drama de la cruz y dijeron: ‘No, detengámonos aquí; Él está en el Cielo; muy bien, ha resucitado, pero que no venga otra vez aquí, porque ya no podemos más’. Pidamos al Señor que habla con todos nosotros lo que ha hecho con los discípulos, que tenían miedo de la alegría: que abra nuestra mente: ‘Entonces, les abrió la mente para comprender las Escrituras’; que abra nuestra mente y que nos haga comprender que Él es una realidad viva, que Él tiene cuerpo, que Él está con nosotros, que nos acompaña y que Él ha vencido. Pidamos al Señor la gracia de no tener miedo de la alegría”.

La Santa Sede concede la gracia de Año Jubilar para todas las diócesis de España



(CEE) Más adelante se comunicarán los templos y santuarios jubilares donde los fieles puedan conseguir la citada Indulgencia. Asimismo, el Santo Padre ha concedido al Presidente de la Conferencia Episcopal y al Obispo de Ávila la gracia de impartir durante el Año Jubilar la Bendición Papal, con la consiguiente Indulgencia Plenaria, a todos los fieles cristianos presentes en las celebraciones que se determinen, y que, verdaderamente arrepentidos y movidos por la caridad, hayan asistido a los Ritos Sagrados y cumplan con las condiciones anteriormente citadas.
La lectura del Decreto, firmado por el Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Santa Sede, y en el que concede el Año Jubilar, tuvo lugar al finalizar la Eucaristía que, con motivo del IV Centenario de la Beatificación de Santa Teresa, se celebró ayer por la tarde en la Catedral de Ávila.
Durante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, de noviembre de 2011, el Cardenal Rouco Varela, en ese momento Presidente de la CEE, remitió un escrito al Papa en el que, además de solicitar el mencionado Año Jubilar – como ya había hecho también el obispo de Ávila -, recordaba la vida de Santa Teresa de Jesús y la intención de celebrar solemnemente su centenario en toda España.
Teresa de Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Jesús) nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515, y murió en Alba de Tormes (Salamanca), en 1582. Fue beatificada por Pablo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622 y nombrada Doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI en 1970. En 2015 celebramos el V Centenario de su nacimiento.

jueves, 24 de abril de 2014

Marcha de jóvenes a Covadonga






El próximo sábado 3 de Mayo tendrá lugar la tradicional Marcha de Jóvenes a Covadonga, donde centenares de chicos y chicas procedentes de todos los lugares de la diócesis se darán cita en la parroquia de Santa María de Cangas de Onís, a las 10:30 de la mañana, donde celebrarán una oración, y desde ahí, partirán caminando unidos hasta Covadonga, en una marcha encabezada por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes. 

Una vez en Covadonga, tendrá lugar la acogida, comida fraterna, actividades y juegos, y a última hora de la tarde una Eucaristía en la Basílica. El lema de este año, tal y como recoge el cartel será “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”.

Delegación diocesana de Catequesis

Dos testigos de la fe: Juan XXIII y Juan Pablo II



En estos días de alegría pascual algo añade gozo o mejor dicho, lo concretiza: se trata de la canonización de los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II. Es un motivo de inmensa gratitud porque hace que la santidad nos resulte tan cercana que viene a ser contemporánea. No se trata de santos de hace siglos y de tierras lejanas, sino de quienes siendo de nuestro tiempo han acompañado nuestras andanzas.

Juan XXIII es conocido por su bondad llena de simpatía, que hizo amable el rostro de Dios por el testimonio que de Él daba. De familia humilde, fue viviendo su llamada con la frescura del pan tierno, bajo la mirada de sus padres y hermanos que vivían cada cosa con sabiduría cristiana. Y así fue creciendo, se hizo cura, estudió Historia y la Iglesia le encomendó algunas Nunciaturas en países complejos, hostiles, pero en donde aquel Don Angelo Roncalli tenía una palabra que decir, una caricia que brindar, y mucha gracia de Dios que repartir. Así hasta que le llegó el cardenalato como Patriarca de Venecia. Un pastor que olía a Cristo Buen Pastor, con su bondad, su gracejo y el don de anunciar a Jesús a todos sus hermanos. 

Cuando le llegó la vocación penúltima como sucesor de Pedro, acertó a ser Papa con una mirada ancha, dilatada como la Iglesia. Y contra todo pronóstico convocó el Concilio Vaticano II. Para explicarlo se asomó a la ventana de la historia, y constató que los hombres han sido capaces de lo mejor y lo peor, de avances científicos y técnicos y de terribles retrocesos morales. Por eso una vez más la Iglesia tiene que salir a esta palestra para inyectar la savia evangélica en las venas de la historia. Y así lo hizo, aunque no tuvo tiempo de clausurar lo que él inspiradamente puso en marcha. Pero dejó claro su mensaje, hizo fielmente su misión, trabajando por la paz en la tierra, como reza su encíclica Pacem in terris.

Juan Pablo II vino en otra década, acabando los setenta. Aquel poeta, actor y filósofo, trabajador en canteras de piedra, seminarista clandestino, montañero, piragüista y esquiador, llegó muy pronto a ser obispo en su Polonia natal. Y siendo joven aún le hicieron Papa en un momento también complicado y sórdido para la Iglesia. Hay un imperativo que en estos días de Pascua rezuma de Evangelio, el mensaje de Jesús a sus asustados discípulos: “no tengáis miedo”. Precisamente fueron estas las palabras que dijo aquel Papa joven, en su primera misa en la Plaza de San Pedro.

No tengáis miedo, nos decía a una Iglesia tal vez asustada por sus propios sustos, y que no lograba orientar el raudal de agua fresca y limpia que supuso el Concilio Vaticano II. Era una provocación bondadosa: no tener miedo. No porque él tuviera algún elixir mágico, o una fórmula secreta o una guarnición paramilitar preparada. Invitaba a la confianza esperanzada capaz de superar todos los miedos juntos: la certeza de que Jesucristo no dejaría tampoco ahora a su Iglesia como una barca a la deriva, sino que la conduciría al puerto seguro de la salvación prometida. “No tengáis miedo… abrid las puertas a Cristo”. Este fue el secreto del Papa: la disolución de todo temor y desesperanza cuando entra Cristo en la vida. No se trata de una falsa seguridad o de una seguridad blindada, sino la paradójica certeza de que estando Cristo, de que abriéndole nuestras puertas, la vida es mirada y vivida de otro modo… aunque no cambien sus circunstancias.

Los dos estuvieron en Asturias. Juan XXIII cuando era cardenal, y Juan Pablo II ya de Papa. A los dos nos encomendamos en esta santidad de estreno, cuando la Iglesia nos los propone como modelos e intercesores en el Buen Pastor Bueno.
 

         + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
         Arzobispo de Oviedo

Canto de Pascua


Piedad no cree que Dios sea todopoderoso

Te quedas, como vulgarmente se dice, a cuadros. Llevaba yo creo que años y años sin ver a Piedad. Bonito encuentro de amigos, del cura con una antigua feligresa. Creo que los dos hemos cambiado. Ella cada vez más progre y liberal. Servidor, por lo visto, convertido en un radical de cuidado. Cosas de la vida.
De todo lo que hablamos en un rato hubo una cosa que me llamó poderosamente la atención. No me digan cómo surgió el asunto pero el caso es que Piedad me confesó que ella no cree que Dios sea todopoderoso. La cosa ciertamente tiene bemoles, porque si Dios no es todopoderoso directamente deja de ser Dios para convertirse en otra cosa, eso te lo explica el filósofo más elemental.

Me atreví a decirle que hombre, que eso de que Dios es todopoderoso está en el símbolo apostólico, y que la Iglesia entera lo viene proclamando desde hace casi dos mil años. Que ese credo lo han proclamado y hecho vida gente tan necia, simple y poco crítica como san Agustín, san Ambrosio, san Gregorio o san Jerónimo. Que ese es el credo de santos como Antonio Abad, Benito, Domingo y Francisco. Que también lo proclamaron y confesaron así santos como Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola y Francisco Javier. Seguí alegando que eso de que creo en Dios Padre todopoderoso lo afirmaron Teresa de Calcuta, Juan XXIII, Juan Pablo II, que lo sigue haciendo el papa Francisco, y que cada domingo lo declaran millones de católicos en todo el mundo, y que si eso no le hacía pensar que tal vez su afirmación hubiera de ser revisada.
A ver, le argumenté, si la Iglesia entera lleva dos mil años con eso de que creo en Dios Padre todopoderoso… lo mismo eres tú la que necesita revisar sus afirmaciones de fe, a lo mejor lo que te pasa es que necesitas preguntar y que te expliquen, porque claro, si Dios realmente no es todopoderoso, al final va a resultar que la Iglesia entera lleva dos mil años por el camino del error. A mí me daría vértigo negar una verdad de fe de este calibre.
Su respuesta: a mí no. La Iglesia dice eso, y vale que mucha gente también, pero a lo mejor lo dice como borregos. Yo desde luego no lo creo y me da igual lo que crean los demás, ellos tienen su forma de ver las cosas y yo la mía, y como es la mía a mí me vale. Además –y aquí viene la frase de oro- tú lo que tienes que hacer es respetarme…
Es inútil. Porque el fondo siempre es el mismo: no hay maestros, no hay normas, no hay dogmas de fe, no existen los principios generales. ¿Entonces? Pues eso: adolescentes que en cada momento reaccionan con lo que se les ocurre sin más criterio que es que yo lo veo así, y como es mi forma, pues es tan válida como la de cualquier otro. Eso se llama humildad, y lo demás son bobadas. Es fantástico: no hay necesidad de estudiar, preguntar, contrastar. ¿Y si estuvieras equivocada, Piedad? Pues es mi problema, a lo mejor el equivocado eres tú.
Es igual. Piedad, mujer, que yo te digo por qué lo creo así: la historia, la tradición, la fe, la iglesia, los dogmas. Vale, Jorge, es tu forma de verlo, yo tengo otra. ¿Tú por qué lo crees de otra manera? Porque sí. Es mi forma y es lo que vale, que es lo mío, y si no lo aceptas exactamente así, es que eres un intolerante y un radical.
Triste. Pero muy abundante.
Jorge Glez. Guadalix

viernes, 18 de abril de 2014

Reflexión de Viernes Santo . Por Rodrigo Huerta Migoya


1. Acostumbrados a la muerte de Cristo

Se nos insiste a menudo en la preparación interior, el cuidado y la piedad con que debemos vivir estos días. Y esto no nos lo dicen por decir, sino porque uno ha de ir creciendo de año en año lo que supone celebrar estos días santos. Con tantas Semanas Santas a nuestras espaldas parece que uno se acostumbra y familiariza tanto con el misterio de la pasión y muerte del Señor, que casi ya no nos afecta escuchar el relato de su entrega. Es como si nos acostumbráramos a matar cada año al Señor; acudimos a los Oficios dónde se nos dice y decimos que Cristo murió por nosotros, y nada más. Suena a hueco nuestro interior, rezuma frialdad, sin detenernos en analizar que estamos hablando de algo real . Un hombre inocente maltratado por nuestras faltas. No es un personaje mitológico ni de leyenda. Pues el hijo del carpintero era de carne y hueso.
A veces hace falta darnos un pellizco para caer en la cuenta de que estamos hablando de algo muy grande, estamos hablando del Amor, del  amor con mayúscula.
Mira tú mano, ¿qué sentirías si un clavo atravesará tu piel, rasgara tus tendones y desgarrase tus músculos?; ¿Te imaginas el calvario?, ¿te ves allí?...
Es curioso sin duda con qué facilidad nos familiarizamos con la muerte de Cristo y lo imposible que nos resulta familiarizarnos con nuestra propia muerte o la muerte de los nuestros.




2 Jesús está sediento

Jesús dijo: tengo sed. No sólo manifestó esta necesidad a la samaritana del pozo, sino también a los soldados que contemplaban su agonía en la cruz.
Quiero ahora ayudarme de una exquisita reflexión  tomada del libreto que Caritas española publica en esta Cuaresma -Pascua 2014- por tratarse del último que escribe el Rvdo. D. Rafael Prieto Ramiro, entregado sacerdote que durante 32 años nos ha ayudado a acercarnos al sentido espiritual y que lo deja ya por su avanzada edad. Estos libretos por todos conocidos y que hoy invaden tantas sacristías, despachos y casa rectorales, lejos de sus propuestas litúrgicas, a mi modo de ver son un tesoro por sus profundas meditaciones, textos y versos .

La Madre Teresa y la sed del Señor 

 Todos conocemos la obra de Madre Teresa, una de las mujeres más grandes de todo el siglo XX , pero ¿Cómo empezó la historia de esa mujer? . Esta albanesa de nombre, ingresó muy joven en la Congregación de Loreto, apoyada por su párroco. Con el tiempo fue destinada a un Colegio de "niñas bien" en Calcuta (la India). Allí, la joven monja, se relacionó con la alta sociedad del lugar, en su mayoría  nobleza inglesa. El Colegio era grande y los jardines espaciosos, por lo que apenas tenían necesidad de salir del recinto. Un día la religiosa tuvo que salir para coger el tren. Por el camino fue cruzándose con la cruda realidad de Calcuta: el pestilente olor, cadáveres, leprosos …
Llegando ya a la estación no pudo evitar fijarse en un moribundo que yacía en un charco de barro, en medio de su agonía, enfermo y deshidratado sólo tenía fuerzas para decir: "tengo sed, tengo sed". El bullicio de la calle parecía querer tapar su gemido; era algo habitual, cada día morían más de veinte de la misma forma, pero a esta mujer algo le cambió la vida . Ahí fue realmente cuando decidió dejar su vida en el colegio de ricos para dedicarse a otros ricos, los ricos para el Señor. Tiempo después su ejemplo causó tanto impacto que se vio obligada a fundar una congregación dónde bajo la tutela de la Madre Iglesia poder perpetuar una obra de Caridad. Sus monjas, las "Misioneras de la Caridad" (reconocidas por su habito de velo blanco y rayas azules) están ya por más de medio mundo. En la misma plaza del Vaticano atienden un comedor para los pobres y transeúntes de la ciudad. Cada casa tiene una realidad de pobreza diferente, sin embargo, todas sus capillas tienen lo mismo: el sagrario, la virgen y un Cristo con un cartel que reza: "TENGO SED ."



3 De nuevo en brazos de la Madre


Jesús vino al mundo a las afueras de la ciudad de Belén y fue a morir a extramuros de Jerusalén. Del mundo se fue como al mundo vino, desnudo. Cómo dice ese pasaje del profeta Job: desnudó salí del vientre de mí madre, desnudo volveré a él . El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. ¡Bendito sea! He aquí como tanto en la gruta del establo como en el Gólgota, la Madre se convierte en relicario para la veneración de todos. Si al nacer lo tomó en brazos y lo mostró a los pastores y magos que se rindieron ante él, hoy vuelve hacerlo al abrazar el cadáver de su joven hijo recién desenclavado de la cruz. También esta vez hubo adoradores: Juan, las tres Marías, Longinos (el soldado arrepentido que le atravesó con su lanza) y tantos otros que por curiosidad o fidelidad a quién tenían por Mesías, no dejaron de subir la vía dolorosa. Allí, a la hora de Nona, presenciaron en primera persona la humildad de un Dios que se abajó hasta el punto de someterse a la muerte, y una muerte de Cruz.


Pueblo mío



jueves, 17 de abril de 2014

Reflexión sobre de Jueves Santo , Por Rodrigo Huerta Migoya


Preparación , el  Cordero y su sangre

La palabra de Dios nos introduce en la cultura judía de la cena, y no de una cualquiera, sino de la cena vespertina que precedió una salvación. Qué paralelismo tan bello, el pueblo de Israel se reúne en torno a la mesa antes de ser libres, los discípulos se reúnen en torno a la mesa recordando aquella Pascua judía antes de que el Mesías protagonizara la Nueva Pascua .
Los esclavos del faraón se prepararon antes de sentarse en la mesa: escogieron el animal, pintaron las jambas, se lavaron, se vistieron de gala, prepararon los panes ácimos y se sentaron a comer a prisa por indicación de Moisés.
Jesús y los apóstoles siguieron aquel antiguo ritual de preparación que a día de hoy sigue conservando el pueblo judío. Predisponerse a lo que celebran, lavarse; "estar limpios". También nosotros nos hemos preparado y "limpiado" interiormente  por medio de la confesión, pero además al igual que lo hiciera el Señor, el sacerdote hoy lavará los pies a doce fieles como recuerdo de un gesto extremo de abajamiento. Quizás como a Pedro, nos salga del corazón exclamar: Señor no sólo los pies, sino las manos y la cabeza (Jn 13,9).
Se escogió el cordero, macho, sin mancha ni defecto. También Jesús era un hombre sin defectos. Jesús se convirtió en el chivo expiatorio que pagó por nuestras culpas. Ya lo  dice San Pablo: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador (Is 53, 7). Nada malo había hecho, más como dijo un miembros del Sanedrín: conviene que muera uno por el pueblo (Jn 11, 50)
En la cultura judía los animales que se ofrecían al templo se presentaban vivos, sobre ellos se hacía ademán de depositar los errores y, finalmente, sobre el altar eran sacrificados como ofrenda agradable. Era el valor de la sangre, la sangre que salva. En la última noche del pueblo elegido en Egipto, el Señor les advirtió que su ira bajaría y cruzaría la tierra de Egipto y acabaría con todos los primogénitos, sin embargo, en aquellos hogares dónde encontrara la sangre del cordero en el dintel de la puerta, pasaría de largo, perdonándoles.
A nosotros nos pasa lo mismo, estamos salvados, marcados y rescatados por la preciosísima sangre de Jesús, el cordero de Dios que ha quitado el pecado del mundo. Lo hemos cantado en el salmo de hoy: el cáliz que bendecimos es la comunión con la sangre de Cristo (Sal 115).




El valor del pan compartido

Siempre decimos que el pan no alimenta, sino que acompaña como si estuviera relegado a un puesto secundario. Vivir de pan sólo los pobres, los presos y peregrinos, más ¿podemos vivir sólo de pan?  Del pan mundano no, ya lo dijo el Señor : No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4, 3-4); más en otro pasaje nos aclara que es posible vivir de su pan: Yo soy el pan vivo bajado del cielo , no como vuestros padres que comieron y murieron , el que come de mi pan vivirá para siempre (Jn 6, 58).

Cuando yo era niño mi bisabuela siempre nos decía a mí hermana y a mí que no se podía dejar el pan, que no podía tirarse un solo trozo, pues era pecado. Era algo que tarde en comprender, cómo ella cada mañana, al preparar su desayuno sacaba para acompañar su café los trozos de pan más duros que quedaban en la saca de tela: ¿Por qué? En casa había muchas opiniones: unos que eran manías , otros que era una actitud propia de una persona que había sufrido la hambruna de la postguerra, sin embargo, yo sostengo que por encima de todo ella tenía muy claro lo que de niña  le habían enseñado: no hay mayor pecado que tirar el pan, porque si Dios viene a nosotros en pan y tiramos nuestro pan , tiramos también a Jesús.
Debemos de ser cuidadosos y no desperdiciar los alimentos, no tirar la comida cuando tantos no tienen un mendrugo que llevarse a la boca. Una postura auténticamente cristina en tiempos de crisis nos lleva a mirar  por el ahorro del agua, la luz y tantos gastos innecesarios. Dicen los cardenales y personas más próximas al Papa Francisco, que va por los pasillos del vaticano apagando luces, como se nota que viene de un país dónde saben bien lo que es estar necesitado. Y por eso en este día del amor fraterno no puede faltarnos la caridad: En primer lugar con aquellos hermanos próximos con que estamos enfadados. Seguidamente con tantos necesitados de caridad a los que ignoramos. Hoy, por ejemplo, la colecta será destinada a Cáritas parroquial, pero junto con la caridad de la limosna hay que practicar la caridad del corazón. Finalmente, caridad con nosotros mismos. Sí, hoy que parece que vivimos en un entorno de puro egoísmo nos encontramos cada día con personas de las que decimos: es bueno para todos menos para si mismo o si misma. O personas que siendo aparentemente avaros, huraños o antipáticos, lo único que les ocurre es que pasan por la vida sin sonreír porque nadie tiene caridad con ellos, nadie se sienta a escucharles, nadie se ha parado a buscar el origen de  su forma de ser .




Orando en el huerto

Amigos, está noche entramos en la penumbra del huerto de los olivos, ojalá no nos tenga que decir el Señor: ¿ni siquiera habéis sido capaces de velar una hora conmigo? (Mt 26,40).
Necesitamos Marías y Juanes de los Sagrarios Calvarios, una adoración eucarística reparadora. Adoración, pues a Dios debemos rendirle nuestro amor; eucaristía, pues es la presencia real de Cristo en medio de nuestro mundo . Sagrarios – Calvarios, calvarios sí pues a menudo está sólo , abandonado y despreciado por el mundo. Mirad, el mundo está mal, pero si no cuidamos un poco nuestra espiritualidad acabará comiéndonos. Una prueba contundente nos lo da nuestra semana santa. Qué dolor me produce ver los horarios de tantísimas  Parroquias dónde tras la última celebración del jueves santo ya echan el cerrojo...  
     No puedo terminar sin un especialísimo recuerdo para la figura del sacerdote, ese inmenso don que Jesús mismo instituyó la tarde del cenáculo. No falte hoy nuestra oración por todos ellos, en especial por aquellos que pasando por momentos de dificultad personal, problemas de salud  o achaques de la edad que están estos días dando lo mejor de sí y haciendo esfuerzos por encima de sus posibilidades por atender nuestros numerosos pueblos y parroquias; por nuestros párrcos y capellanes; por nuestros misioneros...
Que María, Madre del cenáculo, mujer sacerdotal, interceda por todos ellos. Que su ejemplo y mediación sea el cultivo fértil que produzca muchas y santas vocaciones al ministerio ordenado.


Horarios Triduo Pascual


                                                  
 Jueves Santo
El pan que yo os daré es mi Cuerpo para la vida del mundo.


10:30 Laudes (oración de la mañana) en la Iglesia.

17:00 Misa de la Cena del Señor .Conmemoración  de la Institución de la Eucaristía y el sacerdocio. Lavatorio de los pies. Mandamiento nuevo.
Día del amor fraterno.  Traslado del Santísimo al monumento.

18.30 VIATICO .El Párroco y las Hermanas del Santo Ángel acercarán la comunión a los enfermos de la Parroquia.

20:00 Hora Santa. Acompañamos a Jesús en el huerto de  Getsemani.
(Se organizarán turnos de vela durante toda la noche).
Si quieres ofrecerte para velar en una hora apúntate en sacristía.

Viernes Santo
Entonces el soldado exclamó: verdaderamente éste hombre 
era Hijo de Dios.   Mt 27,48

10:30 Laudes (en  la Capilla del Buen Suceso)

11:00 Vía Crucis (Desde el Carbayu a la Parroquia)

16:00 Oficio. Pasión según San Juan. Oración Universal. Colecta para Tierra Santa. Adoración de la Cruz. Comunión y reserva.

17:15 Procesión del Santo Entierro

22:00 Procesión del silencio con Nuestra Señora de la Soledad
(Se invita a todos a traer velas y a las mujeres a asistir vestidas de negro )



Sábado Santo
Sola con tú  soledad nos acompañas María

08.00 Rosario de la Aurora. Acompañamos a María en su soledad

13:00  Conferencia Aspectos científicos de la Pasión y muerte de Jesús. Por el Doctor José Ángel Rodriguez Getino , Catedrático de medicina legal y forense de  la Universidad de Oviedo

21:00 Vigilia Pascual

23.00 Chocolatada

miércoles, 16 de abril de 2014

Él te está esperando

Homilía del Sr. Arzobispo en la Misa Crismal


Querido Sr. Obispo auxiliar, sacerdotes, diáconos, personas consagradas, seminaristas, fieles laicos. El Señor llene de paz vuestros corazones y guíe con el bien vuestros pasos.
Acabamos de empezar con nuestro Pueblo el recorrido último de una Cuaresma en el tramo de la Semana Santa. Días llenos de pasión y de recuerdo, de amor no amado y de sinceros deseos. Son los días en los que con ritmo de tambor nos lanzamos los cristianos recorriendo nuestras calles y plazas, interiorizando el misterio en nuestros templos, como cofrades discretos en la procesión de la vida, viendo pasar delante de nosotros a nuestro Dios humilde y cireneo.
Pero en los aledaños de cada Jueves Santo, este Pueblo se reúne en la Iglesia madre de cada diócesis para celebrar la Misa Crismal. Obispo, sacerdotes, consagrados y laicos, todos como una única comunidad nos ponemos en plegaria para orar por lo que en este día elevamos y acogemos del cielo.           Es hermoso ver a todo el Pueblo santo de Dios en este gesto.
Son dos los motivos de nuestra oración en esta especial Eucaristía. Los sacerdotes hacemos la renovación de nuestras promesas volviendo la mirada del corazón con gratitud y sin olvido, a aquel día tan feliz como inmerecido en el que el Obispo nos impuso sus manos en la cabeza y las nuestras nos las ungieron. Es un día este en el que se nos agolpan y en la memoria desfilan un sinfín de nombres de lugares y de circunstancias, de gentes a las que hemos acompañando. Los niños a los que bautizamos que hoy son ya adultos, los jóvenes a los que ayudamos a crecer, los matrimonios que hemos bendecido, los enfermos que confortamos, los difuntos a los que cristianamente dijimos adiós. Y cuantos enclaves de nuestra geografía han pisado nuestros pies a lo largo de estos años, a los que nos llevó la obediencia a Dios y a su Iglesia.
Toda una biografía humana y sacerdotal tejida de estos nombres y circunstancias en donde se ha dado lo más hermoso y lleno de luz, sin que acaso haya faltado algún momento difícil y duro. ¡Cuántos nombres inolvidables de personas y de dones que recibimos tan gratuitamente y sin previo aviso! ¡Cuántos lugares en donde gracias y pecados tuvieron domicilio! Uno descubre que no hay camino en la vida, sea cual sea nuestra vocación y quehacer, en donde todas estas variantes se dan igualmente, y representan un cristiano comentario del triunfo de quien ha vencido su muerte y la nuestra haciendo que salga el sol cada mañana tras todas nuestras noches oscuras. Porque al final, queda sólo ese triunfo del Señor en nuestras vidas, tras nuestros jirones y nuestros descosidos.
Por eso, hermanos sacerdotes, hoy agradecemos esta preciosa vocación que hemos recibido al hacer recuento de una historia vivida diciendo sí a quien nos llamó para un camino que previamente no se nos relató a fin de que pudiera o no aceptar, sino que nos bastó saber que la propuesta venía de quien venía, del Señor. Lo que luego nuestros ojos han visto, lo que nuestro corazón ha sentido, lo que nuestras manos han sostenido y nuestros pies han recorrido, lo sabe Dios, lo sabemos nosotros y en buena medida lo saben las personas a las que hemos servido. En el libro de nuestra vida, todo esto está escrito, y hoy hacemos memoria agradecida por este motivo, mientras conmovidos nos volvemos a abismar en la belleza de Cristo Sacerdote en cuyo modelo y entraña encuentra sentido nuestro camino.
Renovar lo que entonces dijimos. Es la misma llamada, es el mismo quien nos llama, pero ¿cómo son hoy los labios y las entrañas de quien se atreve a renovar aquel sí que tenía otra edad, soñaba otros sueños, y tenía pendiente de escribir lo que con nuestra luz y sombra, nuestra gracia y pecado cada día hemos descrito? No se trata de un ataque de nostalgia inconsistente que dura lo que tarda un suspiro, menos aún de un paripé de cinismo con el que estuviésemos renovando lo que mediocremente hemos vivido, hemos con traición abandonado, o hemos descuidado hasta el olvido. No, no es esto lo que en esta mañana aquí en la Catedral, ante Jesús sacerdote y ante nuestro Pueblo queremos renovar de veras los sacerdotes.
Por eso, al pedir como invitaba el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo que renovase lo que recibió por la imposición de las manos, lo hacemos no sólo con inmensa y gozosa gratitud, sino también con la conciencia de que somos mendigos. Porque no sólo damos gracias, sino que pedimos gracia también. La gracia de reestrenar en don recibido con la imposición de las manos. Ya seamos los misacantanos con toda una vida por delante llena de vigor e ilusión, teniendo casi todo aún por escribir. O ya seamos maduros en años que nos recuerdan las canas sin que se debiliten las ganas en el corazón. Es la segunda llamada que siempre nos hace el Señor como hizo con Pedro, cuando el vigor tiene ahora otra forma, y acaso se ha hecho humilde la ilusión. Pero nuestra fidelidad quiere seguir escribiendo día tras día una historia para la que pedimos gracia al Buen Dios.
Gracias, hermanos sacerdotes, por vuestro afecto y vuestra paciencia. Por vuestra entrega y disponibilidad. No os escogí yo a vosotros y vosotros no me habéis escogido a mí. Pero estamos llamados a reconocernos mutuamente como don del Señor. Un don que nos completa y complementa, que nos permite ser uno a pesar de ser tan distintos. En este milagro de comunión cristiana, en esta unidad pedida y trabajada, radica que tantos puedan creer, como nos dijo el Maestro, que tantos que nos han sido confiados puedan sencillamente crecer. Somos elegidos por Otro más grande que nos ha consagrado, nos ha hecho hermanos y nos ha puesto al frente y en medio de su Pueblo.
Yo soy consciente de mi limitación y pobreza, y por ser pobre de tantas cosas y limitado por doquier, os pido perdón de corazón con la certeza de que se lo pido a cada uno mirándole a los ojos y esperando de vosotros una benévola comprensión.
Volvamos nuestra mirada al Señor que nos llamó, nos ungió, nos hermanó y nos ha enviado. Mirando a Jesús Sacerdote y dejándonos llevar en las volandas de sus hombros, hemos de oler a Cristo, el olor dulce de quien se deja acompañar por este Pastor Bueno. De Él aprendemos a ser como lo fue Él, de Él aprendemos a hacer como hizo Él.
La bendición y consagración de óleos y crisma que a continuación realizaremos, nos pone ante la urgente necesidad de acompañar a tantas personas que necesitan hoy y siempre el acompañamiento pastoral del que nos ha hablado la lectura de Isaías y el santo Evangelio. Hoy las heridas de nuestros hermanos, las cadenas de sus esclavitudes, las mazmorras de sus cautividades, la oscuridad de sus cegueras, el desgarro de sus corazones, nos reclaman con audacia a que seamos un anuncio de Buena Noticia que acerca el consuelo del Señor a quienes han perdido la esperanza y la fe, lo sepan o no.
Por eso somos ungidos con el óleo y el crisma, a fin de ser para los demás a los que el Señor nos envía ese testimonio de redención que hemos pedido en la oración colecta. Si entonces todos en la sinagoga en la que habló Jesús quedaron con la mirada prendada y prendida fijos en Él, deseamos que en nuestros lares y en nuestros días, también se pueda cumplir esa escritura que acabamos de escuchar, y que el luto de la tristeza se cambie en perfume de fiesta, tornándose el abatimiento que nos embarga en cántico de belleza.
Queridos hermanos sacerdotes, consagrados y laicos, en estos días santos dichosos nosotros si nos asomamos y adentramos en su mensaje y misterio dejándonos herir por su belleza y reconocernos en el drama de su relato.
El Señor y nuestra Madre la Santina, os guarden y os bendigan.


+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo


15 Abril 2014. S.I.B.M. Catedral